Es un tema que genera emociones y
sentimientos ambivalentes, sin embargo, es una realidad que está presente en
nuestro entorno, en nuestro día a día de diferentes maneras, sea la propia o la
ajena pero siempre cercana.
Como dice Yalom, “la realidad de
la muerte es importante en psicoterapia ya que puede provocar un cambio radical
en la perspectiva de la vida”
Tener conciencia de la muerte, de
nuestra muerte nos puede alejar de preocupaciones triviales y proporcionarnos
una posibilidad diferente de valorar nuestra forma de vida. Nos puede llevar a
cambiar la prioridad de los valores que hasta el momento nos han ido guiando en
lo cotidiano.
Hablar de nuestra muerte nos
confronta que lo que vivimos no podemos posponerlo y que debemos “estar siendo,
viviendo nuestra vida” ya que esta es finita. Si tuviéramos día a día esta
conciencia, tal vez nos entregaríamos a la tarea de disfruta cada momento de
nuestra vida, se trate de lo que se trate, solo por el hecho de estar
experimentado en la vida la experiencia presente. Nos preocuparía menos el pasado
y el futuro y viviríamos la experiencia del aquí-ahora, no como un cliché sino
como un sentido de vida, de arraigo y disfrute. Y agregaría que se podría
experimentar los hechos triviales, la belleza del entorno que rodea, la vista,
el oído, el tacto y el amor. (Yalom 2001). Esto sería vivir en una completa y
auténtica experiencia gestáltica.
El exceso de angustia ante la
muerte o la negación de la misma lleva al individuo a vivir de una forma
restringida, cuyo objetivo principal es perseguir el sentido de seguridad,
control, donde logre su desarrollo completo. Realmente parece una paradoja y
una carrera sin fin, si enfrentáramos nuestro fin sería más fácil el camino a recorrer
y sin tanta intranquilidad.
En ocasiones el orden de los factores sí altera el producto.
O atendemos la angustia ante la muerte o confrontamos nuestra muerte para
evitar la angustia, esto será decisión de cada individuo
Esta reflexión incluye a todos
los seres humanos, pero sobre todo a los psicoterapeutas, deseo recordar que,
si el terapeuta es facilitador del proceso de vida de sus pacientes, este tuvo
que haber pasado antes por el proceso de incorporar la idea de su propia muerte
en su vida personal. Parafraseando a Rogers que decía, si estoy frente a ti no
es que sepa más, sino que empecé mi proceso antes.
Ésta sería la forma más auténtica
y genuina de acompañar a nuestros pacientes en relación a un tema tan
existencial. La vida no se puede vivir dándole la espalda a la realidad de
nuestra finitud, al contario es la forma que nos llevaría a desarrollar la
capacidad de disfrutar y valorar lo más esencial.
Hablar sobre la muerte es un tema
que se toca solo, ante la presencia de la misma, por alguien que cerca de
nosotros esté viviendo esta situación por algún conocido o familiar. En esos
momentos estamos hipersensibilizados y es cuando nos enfrentamos,
ineludiblemente a cuestionarnos la propia o de nuestros seres cercanos. Son
esos momentos donde tendríamos que explicitar y compartir nuestros temores o
nuestros deseos sobre lo que quisiéramos que sucediera en ese momento.
Pero la reacción inmediata del
entorno es casi de negar o disminuir estas ideas y sentimientos como una forma
de defendernos emocionalmente de un dolor futurista y alejarlo de nuestra
conciencia. Definitivamente el ser humano tiene los ajustes necesarios para
evitar y/o reducir estados de angustia y sin embargo estas preguntas y, sobre
todo, las necesidades personales en relación a este tema, están en el fondo de
nuestra experiencia de vida.
La evitación del tema, de los
sentimientos y del desafío tal vez de algunas ideas preconcebidas (introyectos)
son las formas comunes y conservadoras de reaccionar frente al tema. Además de
una forma apoyada por el entorno social y cultural.
Por todo esto encontramos difícil
hablar y cuestionarnos de este tema sin tener una experiencia cercana. El “día
de muertos” en nuestro país es una excusa, entre fiesta e ironía de enfrentar
este tema, pero de una manera disimulada y sin un verdadero proceso de “toma de
conciencia”.
Es importante
observar como nuestra cultura y tradiciones hablan de la forma de llevar a cabo
los rituales para diferentes eventos de la vida, como los planeamos y dedicamos
tiempo y esfuerzo por realizarlos, estas ceremonias de la mejor manera, y en
ocasiones con cierta competencia para que “nuestro evento” sea recordado y
celebrado por los invitados a compartir del mismo. (bodas, bautismo, graduaciones,
etc.) Pero casi nunca se planea la forma de cómo queremos que se viva “ese
día”. Aun cuando hoy se oye hablar de la voluntad anticipada es algo que pocos
lo consideran como un trámite más del vivir en esta cotidianidad (licencias, pasaportes).
Sobre nuestra muerte o la de un
ser querido tendríamos que hablar y afrontarla de la misma manera que cualquier
evento de la vida, sin embargo, la alienación de este tema es la forma en que sostenemos
nuestra vida para evitar estados de angustia, y la paradoja sería, y ¿si los
enfrentamos y compartimos disminuirían estos estados? Lo dejo a tu reflexión.
En el IHPG contamos con una serie de materiales relacionados con los temas de la muerte y el duelo:
En la revista Figura fondo puedes encontrar los artículos:
- El niño ante el impacto de la muerte de un ser querido-Guadalupe Hernández
Figura Fondo 5
- La culpa en el proceso de Duelo- Ma. Isabel Chávez
Figura Fondo 11
- El duelo desde la perspectiva Gestalt- Adriana Custodio
Figura Fondo 13
- Cuando el terapeuta está en duelo-Hilda Gutiérrez
Figura Fondo 27
- Entre el instinto de muerte y la educación para la paz-Frank Staemler
Figura Fondo 29
- Espérame en el cielo-Carmen Vázquez
Figura Fondo 30
- Cuando el destino nos alcance. Una lectura gestáltica sobre el miedo a la muerte y la incertidumbre en la sociedad actual-Carmen Vázquez
Figura Fondo 35
Y en la biblioteca podrás consultar las siguientes tesis de nuestros egresados:
- Dificultades ante el duelo de la muerte de un familiar cercano-Eduardo Pérez de los Santos
- Duelo, neurosis de la secuencia de contacto. El último intento para desprenderme de ti. Jorge Guerra
- Sensibilización educativa ante las pérdidas. Estrategias docentes para acompañar el proceso de duelo en el ambiente escolar. Margarita Gilardi
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Felicito de todo corazón, el inicio del Blog del Instituto Humanista de Psicoterapia Gestalt, y no podría ser mejor iniciado que con la muy querida Emilia Garnica. Abrazo la iniciativa, abrazo a la autora. Y bien, sobre la muerte, sólo queda una realidad, es sin duda, el paso más seguro que tendremos en la vida. Abrazo.
ResponderEliminarVíctor, gracias por tus comentarios.
Eliminar¡Recibe un afectuoso abrazo!